El libro Alejandro Otero. Dibujos para esculturas: la dimensión del vuelo, publicado recientemente por las Fundaciones Otero-Pardo y ArtesanoGroup, ha sido objeto de análisis en un ensayo del destacado escritor y crítico venezolano José Balza, para la revista Cuadernos Hispanoamericanos, Madrid, del 4 de junio de 2020.
En su ensayo, Balza expresa con maestría su opinión acerca de este libro escrito por María Elena Ramos, curadora e investigadora de artes visuales, en el que la autora documenta el estudio e interpretación de un conjunto de dibujos elaborados por el artista venezolano Alejandro Otero entre 1967 y 1987, algunos de los cuales el maestro convirtió en esculturas.
“Gran escultor y pintor (los «coloritmos» son una personalísima forma pictórica), el propio Otero había estado toda su vida dibujando. Cuando en 1967 propone nuevas expresiones tridimensionales, recurre al dibujo para adelantarse a su exigente naturaleza y tratar de fijarlas. Este libro es el testimonio de tal experiencia. Resume la destreza y la fuerza visionaria de una mente singular. Su fina belleza guarda lo que un enérgico e imponente hecho material podrá alcanzar. Son dibujos en los que predomina la solicitud del tono plata, plateado, para su presencia. Como si, al ser poderosamente visualizados, también quisieran integrarse al aire, al viento”, escribe José Balza.
El escritor hace un aparte sobre una de las series de Otero que corresponde al Quijote: veintidós dibujos para esculturas, donde afirma que el artista estuvo magnéticamente conectado con la escritura de Cervantes. “Este libro de María Elena Ramos recorre la extraordinaria aventura (conciencia, invención y posibilidad de ejecución) que fija los dibujos de Otero”, afirma el escritor en su ensayo, “Vistos desde el capítulo de Cervantes, ¿no hay correspondencia entre los largos ejes de las esculturas y los «brazos» de los molinos? ¿No corresponde Alejandro a la mente sesgada, irrealizada del personaje, con la colocación transversal de esos ejes en la página, como si el campo cervantino y la obra futura se balancearan en una inestabilidad del espacio? ¿Acaso vibra en la acción circular de las aspas, de Otero, el fantástico paso de los gigantes inútilmente contenidos por círculos y cuadrados que, ante la mirada atónita de Sancho —nosotros—, el artista propone como encarnación de un escudo? …”
El artículo completo puede leerse en la revista Cuadernos Hispanoamericanos en: